Mark Hollis (Talk Talk): Mi pequeño homenaje de despedida

Esta semana la empezamos con una triste noticia, la confirmación de que el líder de Talk Talk, Mark Hollis, falleció a los 64 años de edad. El cantante y músico fue el motor de los cinco álbumes de estudio de la banda que se lanzaron entre 1982 y 1991. 

 

Texto: Víctor M Bustamante



En mi ochentera adolescencia, descubrí mi infinita pasión por la música, aunque ya la tenía bien definida desde que con dos años (esto lo se únicamente porque me lo recuerda a menudo mi sufridora madre) le cogí el gusto de pinchar esos nostálgicos singles, regalo de una conocida marca de coñac que bebía mi abuelo como si fuera cerveza. Aún no sabía leer pero distinguía unos de otros por las marcas de uso de cada uno. A mí no me acaba de convencer el sistema pero a una madre no se le quita la razón nunca. Nunca.
Entre esos grupos que he ido atesorando en mi memoria durante este tiempo estaban escritos a fuego los británicos Talk Talk, con un Mark Hollis de orejas parabólicas al mando del timón creativo. Entre los videoclips que aún recuerdo con más claridad estaba también el de su "It´s my life" de 1984, un clip más cercano a un documental de National Geographic que a lo que nos tenía acostumbrados la MTV, fuente inagotable proveedora de las imágenes de esa década. Posiblemente, y en mi más humilde opinión, 1984 fué el año de la mejor cosecha musical de todos los tiempos, pero ya se sabe que la música que te marca tu adolescencia marca tu vida y que, por mucho que vayas descubriendo nuevos talentos a lo largo de ella, esos discos de entonces acaban repitiéndose en tu reproductor una y otra vez. 
Había pasado por alto su disco de debut del 82, "The Party´s Over", pero aún no era tarde para ponerme al día y enmendar este error. Dentro de éste ya apuntaban maneras con sencillos como "Today" o el eterno "Talk Talk", pero también escondía joyas menos asequibles y más experimentales en esos años que el synthpop estaba aún en pañales y era más creativo y fresco de lo que los herederos de grupos como éste pudieran esperar a lanzar nunca.
Su largo siguiente "It´s my Life" vino precedido del single de igual título y certificó que lo que prometían en su debut iba a ser más perdurable que la flor de una primavera. "Such a Shame" o "Dum Dum Girl", clásicos irrefutanbles de su repertorio, también estaban entre los surcos de este trabajo. Sólo con rozar la calidad de uno de estos tres temas muchas bandas de la época han cimentado su estatus de estrellas durante décadas. Pero lo mejor estaba por venir aún.  
Su siguiente trabajo, "The Colour of Spring" (1986), con esa atemporal y original portada de coleópteros varios, vino precedido de una gema como era "Living in another world", tema que se me hacía tan corto de gozar en su versión comercial, que recurría una y otra vez a su extended mix con el fin de prolongar el placer de su escucha. "Life what´s you make it" sería su continuación en las emisoras y listas de la época pero cada uno de los cortes del largo te transportaban a mundos donde otras bandas coetáneas parecía que no iban a llegar nunca. Su combinación de sintetizadores, pianos, guitarras y órganos aún me inquieta, me atormenta y me perturba. Muy gratamente por supuesto.
Con "Spirit of Eden" demostrarían que no les importaba lo más mínimo alejarse de las listas de top de singles en beneficio de experimentar con corrientes como el jazz, la new age o incluso el clásico. Mark Hollis era un alma inquieta y ya era conocida su forma improvisada y jazzística de grabar en estudio en trabajos anteriores. Es por ello que no sorprendió en exceso este siguiente paso creativo.
Habían perdido por el camino sus millonarias ventas, y posiblemente su popularidad para el gran público, pero habían ganado una riqueza instrumental y una lírica en sus letras que estamparían su nombre en la historia de la música en letras de oro.
Esta viaje creativo y experimental acabaría en 1991 con la publicación de "Laughing Stock" su quinto y último trabajo, y reducidos ahora a dúo (Mark Hollis y Lee Harris) tras la marcha del bajista Paul Webb. Un trabajo a su altura creativa pero que significaría su disolución definitiva. Mark llegaría a publicar en solitario un disco homónimo en 1998 pero su aventura musical acababa para siempre. Un trabajo del que se llegó a decir que era "el disco más tranquilo e íntimo jamás publicado" y que bebía tanto del jazz de los años 50 y 60 como del clásico más puro. Más adelante llegaría a colaborar con el líder de Portishead, Beth Gibbons, en el proyecto "Out of Season" (2002) pero su regreso a la industria estaba decidido a no volver a llegar nunca.
Esta semana despedimos a Mark y rescato, como tantas y tantas veces, esos vinilos que aún conservo con mucho cariño y que, espero, mi hija atesore con tanto respeto y admiración como el que yo les he tenido todo este tiempo.  







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