La estadounidense Joan Baez finalizó este domingo 28 de julio en Madrid su histórica gira “Fare Thee Well... Tour 2019”, con la que se ha despedido para siempre de los escenarios. Y lo hizo colgando el cartel de “no quedan entradas” en el Teatro Real madrileño, como también ocurrió el sábado 27 en Sant Feliu de Guíxols (Girona) en el Festival de la Porta Ferrada.
Fuente: Houston Party Music
El donostiarra Heineken Jazzaldia -con un concierto gratuito en el Escenario Verde- y el Festival Jardins Terramar de Sitges (Barcelona) -que estuvo a punto de agotar las localidades- han sido las otras dos paradas de este exitoso “Fare Thee Well... Tour 2019” a su paso por España. Las reseñas de sus actuaciones están recogiendo estos días el profundo calado de estos cuatro conciertos, tanto en el plano de su trascendencia histórica como en el emotivo. Aquí van unos ejemplos: “Joan Baez emocionó con su personal recorrido por la canción contemporánea” (La Vanguardia), “Su adiós transcurrió con su inmaculada e invencible serenidad, saludando a sus compañeros de viaje y brindando su voz clara a las estrofas de su vida” (El Periódico), “A lágrima viva en San Sebastián” (Efe Eme), “Un dilatado aplauso, finalmente, dejó paso a la conmoción y la certeza de haber sentido el peso de la historia durante una hora y veinte minutos” (Crazy Minds).
Joan Baez (de verdadero nombre Joan Chandos Baez)
es un icono global del folk desde la década de los sesenta del siglo
pasado. Con su aguda voz de soprano, dramática, penetrante, despegó en
el Newport Folk Festival de 1959, un año antes de la publicación de su álbum homónimo. En 1961, con su sucesor, “Joan Baez, Vol.2”, y en 1962, con el tercer LP, “Joan Baez In Concert, Pt. 1”,
completó la trilogía que de salida la situó en el podio del género, en
una versión enfocada a causas sociales y canciones de protesta. Época
lejana la que referimos, de cuando la guerra del Vietnam y los derechos
civiles, época convulsa en sus Estados Unidos (nació en Nueva York el 9
de enero de 1941). Época en la que empezó a encabezar festivales y
eventos, siempre bajo aquellos focos, como en la marcha de Washington de
agosto de 1963, sin parar de sumar discos de oro. Fue adaptándose a los
cambios del entorno (la British Invasion, la electrificación de Bob Dylan,
con quien levantó puentes artísticos y personales) añadiendo
instrumentación a su música de trovadora recta, inicialmente ceñida solo
a la guitarra acústica como compañera de su canto, con álbumes que ya
en 1966, “Noël”, y 1967, “Joan”,
admitían gustosamente las orquestaciones. Fueron llegando los giros
estilísticos hacia el country y el pop, con obras emblemáticas en el
momento como “One Day At A Time! (1970) y “Come From The Shadows”
(1972), y fue progresivamente alejándose de las versiones de material
ajeno y potenciando el propio. Desde entonces no ha dejado de ser una
referencia no solo del folk, sino de cierto tipo de canción concienciada
que se resiste a declinar. Con aciertos discográficos importantes en
cada década. Ejemplos: “Diamonds & Rust” (1975), “Recently” (1988), “Gone From Danger” (1997), “Bowery Songs” (2005) o el reciente “Whistle Down The Wind” (2018), donde demuestra su deseo de contemporaneidad con Joe Henry ejerciendo de productor y versiones de nombres como ANOHNI y Josh Ritter.