Habían pasado cinco meses desde la última vez que vimos (en primera fila) a “La Rosalía” y ahora se presentaba el último concierto de la gira “El Mal Querer”, homónima de su último álbum de estudio, y que tanto éxito ha traído a la catalana.
Texto e imágenes:
Paula Bustamante
Publicada originalmente en La Factoría Del Ritmo
Con multitud de fans
esperando su gran show acampados en plena puerta del WiZink Center desde el día
anterior, el estadio de la capital madrileña se llenó de 15.000 almas ansiosas
de esa fusión tan especial de flamenco y toques modernos.
Acompañada de un coro
flamenco, seis bailarinas y de su inseparable El Guincho, Rosalía aterrizó en
el escenario ataviada de un body con mangas estilo geisha y un lazo rojo
alrededor de su cintura a modo de cinturón, todo blanco y rojo; parecía
totalmente un regalo de navidad. Por supuesto, todo ello acompañado de unas
uñas kilométricas y de su reciente incorporación al “look Rosalía”: los
polémicos implantes dentales de oro. Desde aquí hacemos un llamamiento a que
esta moda de los dientes sea pasajera y no llegue a más. Gracias.
Tras una introducción
con baile y el nombre de Rosalía en pantalla a diferentes tipografías, la
primera canción en sonar fue “Pienso en tu mirá”, donde, una vez más, Rosalía
demostró la capacidad vocal que posee, incluso mezclando el canto con ágiles
movimientos. La siguiente canción en sonar sería precisamente su último
trabajo: “A palé”, en el que, cobijada con audiovisuales de contenedores que
recordaban al propio videoclip, la catalana parecía volverse loca durante el
estribillo.
Con tan solo dos
canciones el público allí presente ya se mostraba entregadísimo hacia ella. Y
es que era de esperar, pues en sus dos últimos conciertos de su país natal, las
entradas volaron en cuanto salieron a la venta.
El siguiente tema
sería “De madrugá”, todavía no publicado, tal y como ocurre con “Como Ali” y
“Lo Presiento”, las cuales atacaría más adelante a lo largo del concierto.
Tras esto, la misma
Rosalía pediría al público que para su canción con James Blake, “Barefoot in
the Park”, encendieran las luces de sus teléfonos móviles creando así un
momento onírico dentro del WiZink.
La sesión de
flamenco, al más puro estilo Rosalía, comenzaría con “Que no salga la luna”
para continuar con “Maldición”. Después, la cantante se desnudaría vocalmente
al público con una versión acapella de “Catalina”, recordando “Los Ángeles”, su
álbum debut, donde parecía que iba a romper a llorar en cualquier momento
desbordada por la emoción.
El concierto
continuaría con “Aunque es de noche” seguido de una cover de ese conocido “Te
estoy amando locamente” de Las Grecas por parte del coro flamenco.
La de San Esteban de
Sasroviras volvería a escena con “Di mi nombre” y “De aquí no sales”. El
tema en catalán “Milionària” sería el siguiente en inundar el estadio madrileño
a ritmo de “Fucking money man!”, el cual sería acompañado de su inseparable y
opuesto “Dios nos libre del dinero”.
Tras “Bagdag”,
coreada, como no, por todos los allí presentes, sonaría su canción con J
Balvin, “Brillo”, pertrechada con unas enormes gafas de sol como si el inmenso
brillo de Madrid le deslumbrara.
Pero la sorpresa de
la noche (y es que realmente fue inesperado) ocurriría durante la canción “Yo x
ti, Tu x mi”, pues el propio Ozuna, con quien comparte tema, saldría a escena
después de que Rosalía pronunciase su nombre. Con esto, el público se entregó
al máximo con los dos cantantes, todos en pie y bailando, y con lo que pudimos
comprobar la complicidad latente de la catalana y el puertorriqueño.
Luego de tanta
emoción acumulada el ritmo no paraba de subir, y es que llegaba otra de sus
colaboraciones que tanto éxito le ha traído, ese “Con Altura” junto a, de
nuevo, J Balvin, pero sin su presencia en vivo, para desgracia de muchos.
Los últimos minutos
del concierto serían para “A ningún hombre” y “Aute Cuture”, donde el público
se dejó la garganta gritando ese resonado “Madre mía Rosalía, bájale!”.
Visto lo visto,
Rosalía se ha convertido en todo un producto musical, con sus propios atributos
que tanto le caracterizan, como son sus imposibles uñas. Tan lejos ha llegado
el marketing con ella, que hasta en el propio concierto las pantallas laterales
tenían la medida perfecta para las grabaciones verticales de los móviles,
haciendo que lo que es la imagen como tal, siempre se viera o bien cortada o
apenas se viera el resto del espectáculo en general. Eso lo hizo perfecto para
subir las imágenes a las redes y que todo el mundo pudiera compartirlo, pero no
tanto para disfrutar del concierto, sobre todo desde las filas más alejadas del
escenario.
Como no, el show no
podía terminar sin ese tema que originó todo ese “Fenómeno Rosalía”. Al ritmo
de sus “tra-trá” la cantante culminaría con su gran “Malamente” una noche
redonda. Como dijo la propia Rosalía durante el show: “No sé cuándo volveré
a cantar en un sitio como este y unas canciones como estas”, y es que esta
canción ha marcado un antes y un después tanto en la música española como en la
propia vida de la cantante. Quién le diría a aquella chiquilla que se presentó
a “Tu Si Que Vales” que acabaría llenando estadios y con tantos premios
musicales a sus espaldas…