Pues ya estaría, con "Todo el mundo está en Japón" se desvela la cara B (en realidad cara AA) del dúo formado por Diego e Irene, ya disponible en vinilo 7". Una anti-oda a las vacaciones, una mirada agria y envidiosa a toda la gente que no sabemos "de dónde sacan el dinero" para viajar por el mundo entero.
Ahora que tenemos un pie fuera. O un pie dentro (si se confirman los datos). Ahora que las vacaciones son un recuerdo de un tiempo sin mascarillas, de playas abarrotadas, de días diferentes. Ahora que la temporada estival es también recuerdos de tardes en casa mirando como el Instagram de nuestres conocides ardía con fotos en playas paradisíacas o sitios de ensueño.
Ahora que el mundo como era se tambalea y zozobra ante nosotres, Malamute sueltan otro hit de los suyos. No tienen pelos en la lengua y puedes haberles confundido con un grupo pop resultón, pero lo suyo son dardos directos, sangre en la pista de baile. Como los buenos TCR o las letras irónicas de los mejores Astrud, en cada coro hay un puñado de verdades.
Ese dardo preciso se llama "Todo el mundo está en Japón" y nos canta sobre que el hedonismo está muy bien, pero no puedes vivirlo sin dinero. Una Irene, furiosa en su sofá, se cuestiona "¿de dónde sacan el dinero?" y es una pregunta más que lícita en el momento, y con las redes, que vivimos. Todo el mundo está en Japón o en Nueva York o en "otros viajes alucinantes" y la buena, pero agria, de Irene ahí está, aburrida con su vida. "¿Vacaciones en Ibiza? Te daría una paliza". Claro que sí.
Ahora que el mundo como era se tambalea y zozobra ante nosotres, Malamute sueltan otro hit de los suyos. No tienen pelos en la lengua y puedes haberles confundido con un grupo pop resultón, pero lo suyo son dardos directos, sangre en la pista de baile. Como los buenos TCR o las letras irónicas de los mejores Astrud, en cada coro hay un puñado de verdades.
Ese dardo preciso se llama "Todo el mundo está en Japón" y nos canta sobre que el hedonismo está muy bien, pero no puedes vivirlo sin dinero. Una Irene, furiosa en su sofá, se cuestiona "¿de dónde sacan el dinero?" y es una pregunta más que lícita en el momento, y con las redes, que vivimos. Todo el mundo está en Japón o en Nueva York o en "otros viajes alucinantes" y la buena, pero agria, de Irene ahí está, aburrida con su vida. "¿Vacaciones en Ibiza? Te daría una paliza". Claro que sí.
Esta canción, que es un angry tuit de los buenos (de esos que no quieres que lea alguien pero sabes que lo va a leer) parece la contrapartida perfecta a la personalmente hedonista "La Espiral" en la que era Irene la que afirmaba preferir ir de festivales a tener una vida aburrida. Y es que la vida son elecciones, aunque no veáis como jode que haya gente que, además, cuente con privilegios.
Y, sin embargo, este angst generacional, que hemos querido identificar como twee punk, sale a borbotones con la genialidad de ese dúo ultradinámico que son Diego e Irene. Una máquina de hits. Y son, precisamente dos, los hits que se incluyen en este 7" limitado que lanzan ya a la escucha y que, en breve, llegará en copia física para desgastar las suelas de nuestras zapatillas de estar por casa.
Porque si nos encerramos, otra vez, o si ya llevábamos años encerrados (quién lo sabe) que sea disfrutando como enanes, saltando y cantando las canciones de Malamute, imaginando puñetazos imaginarios a nuestras Ariadnas particulares (por la canción de TCR) mientras, sudoroses, repetimos una sesión de la, omnipresente, Patry Jordan.
Puñetazos, patadas y dardos certeros en la pista de baile de nuestro dormitorio. ¡Viva Malamute!
Y, sin embargo, este angst generacional, que hemos querido identificar como twee punk, sale a borbotones con la genialidad de ese dúo ultradinámico que son Diego e Irene. Una máquina de hits. Y son, precisamente dos, los hits que se incluyen en este 7" limitado que lanzan ya a la escucha y que, en breve, llegará en copia física para desgastar las suelas de nuestras zapatillas de estar por casa.
Porque si nos encerramos, otra vez, o si ya llevábamos años encerrados (quién lo sabe) que sea disfrutando como enanes, saltando y cantando las canciones de Malamute, imaginando puñetazos imaginarios a nuestras Ariadnas particulares (por la canción de TCR) mientras, sudoroses, repetimos una sesión de la, omnipresente, Patry Jordan.
Puñetazos, patadas y dardos certeros en la pista de baile de nuestro dormitorio. ¡Viva Malamute!
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