Lo han vuelto a hacer. La Suite Bizarre se vuelve a desmarcar de lo predecible, y cada single o álbum de la banda es un punto de inflexión en su carrera.
Esta vez es un "stop" en el tiempo, una bocanada de aire para homenajear a uno de los grandes (Raphael) antes de lanzar su nuevo álbum en este proximo mes de marzo.
Desde sus inicios La Suite Bizarre dio señales de ser una propuesta diferente, actitud que mantienen hasta hoy en día.
La Suite Bizarre surge de manera natural en Londres, previo trabajo en estudio con Harold Burgon, productor de David Bowie y My Bloody Valentine, lo que explica elocuentemente, la naturaleza de su sonido; una batidora en la que a su dance-rock vigoroso, hedonista y explícitamente libidinoso, se añaden toda clase de ingredientes de la música actual.
El sonido de La Suite Bizarre va desde el sudoroso p-funk de los años 70 hasta la new wave neoyorquina de los 80, desde el rock colorido y ácido de la escena Madchester, hasta padrinos del funk y la música disco como James Brown y Chic, a todo ello se le suma una puesta en escena explosiva y de fuerte componente escénico-erótico, en la onda de Prince, George Clinton, Scissor Sisters o Chk Chk Chk, Kinky, Plastilina Mosh...