El noveno disco de la banda, "Let it Be Blue", lleva ese sentimiento de transformación constante y radical a zonas nuevas e inexploradas.
Son el tipo de temas que escuchas en un bar y quieres soltarte, porque la canción que acaba de sonar es demasiado buena para no bailarla.Con la producción de Patrick Ford, "Let it Be Blue" es el producto de un intercambio de archivos, un intercambio de partículas de canciones, pequeñas ideas en camino a convertirse en cortes para pistas de baile. Fue concebido durante los últimos dos años, con sueños de futuros himnos de pistas de baile muy presentes en el cerebro. Las 11 canciones resultantes son algunas de los temas más centrados en la producción de la banda hasta la fecha. Son cristalinos, llenos de subgraves y percusiones. Evoca visiones de clubes donde una mezcla de Dembow y acid house suenan a volúmenes tan fuertes que duelen los oídos y olvidas qué día de la semana es. En otras palabras, es un álbum !!!, y como tal, te hace enloquecer un poco.