No podemos caminar siempre al mismo ritmo que las personas que queremos. Algunas desaparecen para siempre y otras pasan al plano del recuerdo. Se ha escrito mucho sobre la soledad con oscuridad y negatividad, pero siempre hay un punto de luz.
Según palabras del propio Alejo: "´Rambo´ explica, de forma cómica que tanto el desamor como la ausencia duelen pero… la vida sigue. En el plano secuencia de nuestra existencia, "imaginarse a Rambo disparando confeti" o ser "feliz a baja intensidad" son imágenes necesarias cuando necesitamos no tomarnos tan enserio. Si Tom Petty se levantase de su tumba seguro que me pegaría una colleja por disfrazarlo de Rambo pero… desmitificar -de vez en cuando- a tus ídolos es necesario y gracioso. Y como dice mi santa madre no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo aguante".
“Rambo” es una cinematográfica y poliédrica cabriola en forma de canción que exalta la añoranza desde la ironía. Alejo pretende quitarle hierro al asunto del desamor, aunque el tema atesora las dos caras de la ausencia, la resignación y su contrario, buscándole, con su sagaz talento compositivo, la gracia a un asunto que no la tiene.
Asentada sobre una ronda de acordes sencillos y efectivos, en “Rambo” la emoción crece con cada elemento que se suma al tema. Blindado por una base rítmica firme, Alejo esquiva lo previsible y deja brotar texturas de manera inteligente y elegante, recursos musicales bien aprovechados que llevan la canción a rozar el universo en el que habita, por ejemplo, el magnético songwriter Josh Rouse.
El videoclip de “Rambo” propone un plano secuencia ideado por el director Julio Mazarico, que ya firmase el clip de su single anterior “Quería escribirte”. De igual manera, del artwork se ha hecho cargo una vez más Cristina Aranguren y su taller de diseño La Guillotina.