Crónica del concierto de ROBE en Alicante

“Ni santos ni inocentes”, culpables del mejor rock nacional.


Texto y fotos: Estefanía Toro

Un desfile de camisetas negras transitaba los aledaños del Área 12 de Alicante para lo que prometía una buena noche de Rock. Camisetas de Extremoduro, de las giras de Robe y algunas, más tímidas, de Marea, Rosendo o Fito vestían a un público ávido de las sensaciones que siempre promete un buen espectáculo regado de las mejores críticas. Grupos de amigos exhibiendo y celebrando camaradería y fidelidad a esta música desde mucho antes del comienzo del concierto.
Éste empezó con retraso, con seguridad para eludir la luz natural y hacernos disfrutar con el juego de color que los técnicos de iluminación y sonido nos tenían preparados (tremendos cracks). Fue a las 22:35 cuando comenzaron los primeros acordes de “Destrozares”, tema de su segundo álbum en solitario, con el que la suerte vino a vernos.
Acompañado de unos músicos fuera de serie, volvió a poner patas arriba a la audiencia. Pocas bandas como “los Robe” llevan a cabo un repertorio tan exigente, exhaustivo y largo. Más de tres horas en las que además de tocar el último disco casi en su totalidad, la magia nos iba sacudiendo entre más de 20 canciones. 
No faltaron las reivindicaciones al Mes del Orgullo, bandera de colores al alza y al bote de yo soy maricón, maricón, maricón; o su “nana cruel” dedicada a todos los niños de Gaza… duerme, que ahí afuera solo hay monstruos, solo hay gente que te compra y que te vende, que te odia y que te miente, que roba, que te mata, que te viola y que no siente nada…

Cuando vamos a un concierto de Robe esperamos que se cante algunos himnos de Extremoduro, que por supuesto cantó, y también se esperan esos recitales de poesía canalla a los que nos tiene acostumbrado, cosa que también sucedió. No obstante, de nada sirve hablar de una lista de canciones concreta. Las SETLIST están colgadas en la red para que uno pueda tener la tentación de saber cuál le va a tocar en el show al que asista pero pocas repiten ya que intenta, de forma recurrente, sorprender a los fans. Se notan las muchas horas de ensayo para un repertorio tan amplio. 
Menos punky y más cariñoso que nunca con el público, en los saludos, en los gestos, en la despedida, en los besos incluso, Roberto Iniesta nos regaló toda su evolución. Con toda la incomprensión momentánea, con todo su triunfo popular, con todas y cada una de las fases… Es lícito sentirse más o menos identificado con su música, pues el de Plasencia siempre nos compone una canción que nos retumba por dentro. Sea desde el humor, desde el amor, la transgresión, la ensoñación o la cruda realidad, con la humildad de quien sabe que está aquí para caer y volver a levantarse para librar una batalla. Esa certeza también es poesía. 


¡Y qué envidiable es la química y complicidad que ha encontrado con su nueva banda al completo! Qué bien se lo pasan todos y cada uno de ellos:
Lorenzo González, que con cada agudo hace que se me ralentice el corazón y coreografía con su increíble voz, y  apoyando con otros instrumentos, temas como “Dulce introducción al caos” dejándonos a todos los presentes más boquiabiertos que él mismo. 
El hombre orquesta que con su falda al viento y su contoneo de posaderas, no te falla ni una nota, ya sea con su bajo, su saxo o su clarinete. Si la vocación tuviera nombre de músico, se llamaría David Lerman.
Woody Amores, clava los punteos y los riffs de guitarra, ya sean nacidos entre sus manos o con temas antológicos. Verle divertirse como un niño con su juguete entre las manos siempre te saca una sonrisa. 
Para Carlitos Pérez no encuentro las palabras… Solo diré que esa forma tan suya, tan concentrada, tan entusiasta y tan épica de tocar su violín no creo que solo sea producto de su paso por innumerables bandas. El talento corre por sus venas.
Alber Fuentes se marcó un solo de batería al inicio del segundo tiempo ES-PEC-TA-CU-LAR. Al ritmo de las luces nos regalo una potencia perfecta, una ejecución brutal, un preludio sin tregua. Sin duda la mejor intro sorpresa que solo Robe podía obsequiarnos con esta gira.
Que digo yo… ¿Pero cómo no van a molar lo más si cuentan con el mejor teclista nacional? Este hombre se cuelga el teclado a modo de guitarra y sale al ruedo a retarse en duelo con sus compañeros para nuestro deleite. 
La banda creó una atmósfera mágica que contagió a todos los presentes, quienes corearon con fervor cada uno de los temas. No faltaron los minis de cerveza, la nube de tabaco enriquecido, los pogos y los abrazos entre generaciones.
Ni un pero al sonido, más profesional e intachable que nunca. Sin duda, no hay que dejar pasar la ocasión de poderlos disfrutar en directo y apreciar una puesta en escena inmejorable. ¡Madre mía cómo baile el “Tercer Movimiento” como una puta loca y cómo me quedé sin voz con “Cabezabajo” (Perdón por las fotos, me lo estaba gozando demasiado).

Tal vez, si pudiera hablarte
de si fuera cierto
que el poder del arte
bien nos pudiera salvar
de una vida inerte,
de una vida triste,
de una mala muerte...
Bien nos pudiera salvar
Y ay, ay, ay, ay, ay, ayyy.

NOVEDADES

PLAYLIST OFICIAL

RECOMENDACIONES DE PRIMERA FILA